sábado, 5 de enero de 2019


Fue inútil el tapado, el alumbrado público encendido,
el agua del río Brenta bajo el puente.
Cuando me tocó pasar
todo era una sola oscuridad cerrada.
Yo tuve que cruzar
de lado a lado el río
como se cruza un límite, un diagnóstico.
Ah, si no fuera tanta la belleza
ya me habría cansado de juntar
las gasas estériles del miedo,
habría perdido el paso, el hambre.
Si no fuera tanta la belleza,
teniendo que cruzar el río
yo me hubiese quitado
el tapado de lana
para ser la perra muerta de esa noche.
Pero la belleza es amable y tenebrosa.
Nos ve el hambre.
Nos prepara el arroz blanco de la niebla.



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