Yo no escribo.
Yo enumero las piedras del desierto.
Tanto la lectura como la escritura de poesía suponen un
espacio diferente en el uso del lenguaje. Nos acercamos al poema sabiendo que
es probable que nos tire, nos levante, nos cuestione, nos queme, nos den ganas
de gritar, de llamar a alguien, de hacer algo, de no hacerlo nunca más. Nos
acercamos al poema sabiendo eso y nos acercamos igual. Que no te quepan dudas,
la poesía es un acto de coraje.