domingo, 29 de septiembre de 2013

Un día quiero ir a conocer la librería Un amor diferente, en Gaiman. Otro, comer tortas fritas en alguna casa de alguien que lleve años haciendo tortas fritas y le salgan bien. Y que ese día llueva y haga frío. Un día quiero ponerme un pañuelo al cuello y que me quede exactamente como creo que me queda. Puede ser el mismo día en que pruebe el dulce de ruibarbo. Otro día quiero llevar a mis hijas a París y que conozcan Montmartre, pero eso es más difícil porque se necesita mucho dinero. Otro día quiero no olvidarme de ninguna de todas las cosas lindas que viví en mi vida. De las tristes, quiero olvidarme solo de las muertes, lo demás se calma. Finalmente, un día quiero sentarme debajo de un árbol y decir que sí.


Un jardín negro, que parece infinito,
al menos para mis ojos.
No estoy hablando de la noche.
No, no me refiero a la noche.
Estoy hablando de un jardín donde pasear
un sábado a la tarde, un domingo de sol,
un lunes si es feriado.
Estoy hablando de un jardín que existe,
si es que de verdad existen los jardines.
¿Creés en los jardines verdes?
¿Y en los jardines planificados
 con frío de ciclamen? ¿Creés?
¿Y en los patios traseros de las casas
que simulan jardines? ¿Creés?
¿Creés en la felicidad de los jardines?
¿En el temblor de amor en los jardines?
¿Y en la memoria de los jardines negros?




sábado, 28 de septiembre de 2013

Desde la adolescencia me fascina la química inorgánica. La forma en que se acortan o alargan los enlaces. El concepto de átomo. Hablo de la posibilidad de unir o separar elementos, de aprehender la mínima expresión de un mundo y entrar en eso, de mirar algo hasta desarmarlo. La frustración/emoción de intentar encontrar algo, de no encontrarlo. Una molécula, una palabra. Un hallazgo, un poema.


viernes, 27 de septiembre de 2013

jueves, 26 de septiembre de 2013

domingo, 22 de septiembre de 2013

Cómo decirlo, cierro puertas pensando.

La afasia es un cuchillo que me sigue de cerca.

Cómo decirlo, dios, cómo decirlo.

No hago más que correr dentro de mí
buscando un escondite, algo que calme,
algo que diga menos que el silencio.

Cómo decirlo, sin mentir, cómo decirlo.

Cómo aceptar lo que se impone adentro: yo
no puedo
nombrarte
si no es
con la palabra
amor.



sábado, 21 de septiembre de 2013







A mí la tristeza me viene de lo que sé. En cambio, la alegría me viene de la ilusión. Todas las noches, digan lo que digan, yo sigo poniéndoles agua y pasto a los camellos. Bienvenida primavera, bienvenido amor, bienvenido cada brote que se anima.



(foto de ayer, en un mural callejero, frente a la plaza de Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos)

jueves, 19 de septiembre de 2013

2ª Feria del Libro de Bella Vista-Provincia de Buenos Aires








(Las fotos fueron tomadas por Libros Saint Exupery)

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Hay sol con viento que viene del oeste. En Buenos Aires hay sol después tanta lluvia. Desde ayer,  en la mano derecha tengo puesto un anillito con una piedrita que dicen que se llama aguamarina. Yo no sé de piedras. Es un anillito viejo que estaba roto, que había perdido su piedrita verde y había quedado guardado por veinte años. El viernes lo llevé a reparar y elegí esta piedrita celeste, traslúcida. Me recuerda al mar cuando el cielo está celeste. No invoco al mar cuando miro la piedra, el mar aparece solo. Piedra, agua y sol parecerían estar indisolublemente unidas en la memoria de mi mano.

martes, 17 de septiembre de 2013

Y Begonia, desde España, a quien conozco apenas hace unos días a través de facebook,  le puso una imagen al poema de hoy. Y a mí se anudó el alma al sentirme entendida.




A veces
la distancia 
entre la esperanza y la mano
es tan grande
tan grande
que para escribir “hay sol”
son necesarias dos manos.

A veces la distancia
entre la esperanza y la mano/
es tan grande/ tan grande/
que para escribir: “hay sol”/
son necesarias/ dos manos.






domingo, 15 de septiembre de 2013

Mi abuela decía que todo
está atado con todo
y que nada debe tensarse tanto
que pueda romperse
ni soltarse tanto
que vaya a caer

y que si uno agarra
con cuidado
la panza de una hormiga
que está
en una hilera de hormigas
y la toma con las puntas de dos dedos
sin apretarla ni asustarla
entonces

todas las hormigas
de la hilera de hormigas
se vendrán con ella

y así
si uno pasa una hilera de hormigas
por el ojo de una aguja 
puede coser, sin duda,
con ese hilo marrón
larguísimo de hormigas
todas las selvas del mundo.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Más fácil fue llorar
o patear
las cosas que estaban en el piso.

Más fácil fue gritar y sentir
que la garganta se rompía.

Astillarse.
El ayuno es más fácil.

Te das cuenta de esto
el día que te toca lo peor:

volver silencio la alegría.


lunes, 9 de septiembre de 2013

En la noche negra
junto al agua negra
bajo un viento negro
con un susto negro
cuatro manitos rezan
bajo la luna.






.

Como si el mundo hubiese terminado
o faltase para siempre toda el agua,
como si el clonazepam se te hubiese vuelto sangre
y caminaras
arrastrando tu cabello por el barrio,
vas por ahí
y no te acordás nada.

Nada.

Nada más que la palabra cáncer
y tu nombre.



Gracias totales, Germán. Acá les dejo el enlace para que visiten este blog de Poetas argentinos.

http://poetasaltuntun.blogspot.com.ar/2013/09/valeria-pariso_8.html

viernes, 6 de septiembre de 2013

A partir de hoy también podés conseguir a "Cero sobre el nivel del mar" en PROMETEO LIBROS, sucursal Palermo, ahí, en la esquina de Gurruchaga y Honduras, Capital Federal. Dedicado a tod@s los amig@s porteñ@s que no podían venirse pa´estos lares de la provincia de Buenos Aires.



Nunca voy a leer cuando me invitan. Está mal. Yo sé. Y les pido perdón a todos los que generosamente me invitan. Me cuesta comunicarme. No puedo expresarme fuera de mi burbuja. Sé que algunos me entienden. Yo haría poemas en la soledad de una casa y nada más. Pero esta vez los chicos deLibros Saint Exupéry me invitaron a leer en la 2ª Feria del Libro de Bella Vista. Y son unos chicos maravillosos entonces dije que sí antes de que pudiera decir que no. Bueno, la cosa es que si tenés ganas de venirte a la Feria que es una preciosura y de escucharme leer junto con otros poetas, venite mañana a las 18:30. Yo qué sé si otra vez me voy a animar.




jueves, 5 de septiembre de 2013

Vuelvo al patio y levanto
los pétalos caídos de los malvones rojos.
Hubo viento.
Yo amo al viento por sus alas.
No puedo tirar a la basura
las flores que cayeron.
Las pongo entonces con ternura
sobre mi mano abierta.
Las acomodo con forma
de sol y siguen rojas.
Ahora
soy una mujer triste
con un jardín en la mano.

martes, 3 de septiembre de 2013

Hay días surrealistas. Hoy estando en el colectivo alguien me cortó la cadena de la cartera que llevaba cruzada en la espalda. Es de no creer pero yo atrapé primero la cartera y la tengo conmigo. Bajando del colectivo, ni bien piso la vereda, me cruzo con un señor con una pinza en la mano. Ahí mismo le pido por favor si me arregla la cartera. Me la arregla. Hago trámites. Todo perfecto. Vuelvo a tomar el colectivo y me siento. Mirando por la ventanilla empiezo a pensar lo mismo que vengo pensando desde hace años: por qué soy tan cursi cuando me acuerdo de ciertas cosas, por qué esta desgarradura, este paso de novela, esta herida insalvable. Entonces sube al colectivo un hombre vendiendo CD con un grabador en la mano. Y dice: la música que nos marcó la vida. Y empieza a sonar Perales, Julio Iglesias, Pantoja, Leonardo Favio. No te voy a contar las canciones que escuché pero te digo que todas me cabían como anillo al dedo. Ahí me acordé que mi mamá ponía esa música todos los días. Todos los días de mi vida hasta que me casé. Puro amor amor amor y abandono y desencuentro y vuelta a encontrar y vuelta de dejarse y amor amor amor. La vida misma, surrealista, mágica, como la tuya, como la mía.





Mi jardín es chiquito y uso las jaulas como portamacetas (lo que ves habitando la jaula son cactus que están creciendo maravillosamente). El alpiste va afuera de la jaula porque los pájaros aman el viento. El jardín, igual que la poesía, está en alas.








lunes, 2 de septiembre de 2013

Yo no podré recuperarme nunca
de la felicidad de haber tocado el mar.

¿Había gaviotas?/ ¿Viento?/ ¿Dónde estaba
el día que pisé la primera ola ?/

¿Tuve miedo? ¿Cuántos pasos di desde
la playa? No me acuerdo./
¿Por qué no me mudé pegada al agua/ por qué
no hice una casa en medio de la arena/
una casita blanca/ de madera/ con pilotes
bien altos sosteniendo la luz?

No recuerdo.

¿Lloré al irme? ¿Sabía para qué sirve un reloj?
¿Tenía hijos? ¿Muñecas? ¿Había hecho las compras
como decir, el pan, la leche? ¿Había terminado
primer grado?

No lo sé.
No lo sé.

Solo recuerdo
mis manos debajo de las olas.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Y entonces decime
si el amor es sorpresa
como una flor abierta
a medianoche/ de esas que ni
vos ni  yo tuvimos ni tendremos/
porque las dos sabemos –madre- que
no somos buenas con la jardinería/
decime entonces –má- por qué el destiempo/
las manos para qué/la tierra preparada para qué/
las flores para qué/ las herramientas de jardín
entusiasmadas/ los sueños/ esa semilla eterna/
por qué no puedo olvidar –madre-
que no soy buena para amar/
y siembro.