Pienso en la construcción del espacio virtual y en la desconfianza. No puedo evitar desconfiar de lo que no conozco, tal vez por eso me cuesta saber si creo en Dios. A veces creo, a veces no. Desconfío de lo que no puedo ver y sin embargo la magia de dos que se sientan sobre un volcán a hablar de amor podría ser más real que el barro. Creo en las palabras tanto como en el silencio. Pero desconfío de las palabras y del silencio. En medio de toda esta teorización, Blogger me pide que escriba cuáles son mis libros favoritos. Y yo dejé de creer en las listas, incluso en las listas propias, porque a veces los libros que nos marcaron son los que no están ahí. Además, la poesía que elijo se nombra con los huesos. Incluso con los huesos mudos.
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