Paso horas
leyendo. Hoy, no pude soltar la poesía
de Paco Urondo. Estoy metida en sus cosas.
Me da felicidad encontrar la forma en
que nombra lo que ve y lo que intuye. Alternativamente leo la Nueva
correspondencia Pizarnik. No siento ganas
de moverme. Me olvido que tengo un
cuerpo. Podría estar siglos así. Y afuera no para de llover.
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