domingo, 1 de abril de 2018


La sociedad patriarcal en la que vivimos condiciona el lenguaje femenino. Durante mucho tiempo sentí la necesidad de escribir como algunos hombres. Con el tiempo me di cuenta de que es un tema de libertad. La libertad de lenguaje otorga al lenguaje una fuerza de ruptura que no la da ninguna otra herramienta. La construcción del lenguaje es, ante todo, una construcción social. Yo, como muchas, no fui criada con la libertad masculina en el lenguaje. Si logro romper algo del lenguaje es a fuerza de cortarme parte de un brazo, un ojo, el costado de la lengua. No es algo que fluya, es hambre. Muchas mujeres rompemos el lenguaje por hambre. Una vez roto, hay una aproximación a la libertad. Pero falta para que fluya. Falta. Lo sé porque quiero escribir como una mujer libre y ya no sé qué parte de mi cuerpo queda sin cortar.



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