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Nunca hablé de revelaciones en nombre de Dios.
Dije: si este amor es
posible, será que Dios existe.
Si este amor es real
no hay tiempo, ni causa,
ni estado, ni materia que pueda condicionar
lo que está destinado
a suceder.
Dios no me dijo nada.
Fui yo la que encontró las primeras palabras
en la boca de un árbol.
Nunca hablé con los ángeles
pero es verdad que el lugar se parecía a un jardín.
Pasaron más de 600 años,
¿quién sostuvo la palabra herejía
frente a los cuerpos juntos sobre la nieve
cuando nosotros dos
nos amábamos?
(del libro El castillo de Rouen)
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