miércoles, 11 de abril de 2018


Tengo que insistir:
no se puede bailar al mediodía
sobre la arena del verano.

De niña lo sabía.

Había que correr
hasta las tablas
que bordeaban las carpas.

Nunca tuvimos carpa en la playa.
Los que tienen carpa
no se queman los pies
cuando deciden volver a casa.

El camino de madera lo tienen a dos pasos.

Yo lo había aprendido.
Veinte años yendo a la playa sin carpa.

La felicidad puede quemarnos los pies si no corremos.

En el amor es igual,
me distraigo y lo olvido.














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