Estamos en mayo,
acá todavía hace calor,
las abejas comen de las flores rojas,
mientras yo,
con el cuerpo hundido en la silla de jardín,
pienso en tu silencio,
y trato de hacer un veneno
que termine,
de una vez por todas,
de una vez por todas,
con el verano más fabuloso que tuve.
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