jueves, 5 de abril de 2018


En algún lugar debo estar arriba de un 4L blanco, repleto de libros de poesía, convertido en una biblioteca ambulante, que va de casa en casa, de páramo en páramo, y lleva y retira libros para que la poesía llegue a los que no pueden llegar por sus propios medios. Acá no ocurre, acá nadie financia eso, pero hace mucho lo creí posible y era hermoso.


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