En algún lugar debo estar arriba de un 4L blanco, repleto de libros de poesía, convertido en una biblioteca ambulante, que va de casa en casa, de páramo en páramo, y lleva y retira libros para que la poesía llegue a los que no pueden llegar por sus propios medios. Acá no ocurre, acá nadie financia eso, pero hace mucho lo creí posible y era hermoso.
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