No di, sino que dejé todo lo que pude. Hay una diferencia
enorme entre dar y dejar. Yo llegué sin nada. Entonces dejé lo único que podía dejar: cierto
orden. Dejé y fui poniendo todo en su
lugar, o donde creí que era su lugar: la magia en el fuego, el llanto sobre la nieve.
Hermoso!
ResponderEliminarMuchas gracias por leer y comentar, Mariel.
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