La luz se paraba sobre los
cuerpos.
Era hermoso verla caer sobre
las formas.
Sí, a veces cambiaba de
dirección al tocar las piedras,
los brazos, el pelo.
Recuerdo lo que el sol hacía
con los bordes.
Qué acontecimiento respetar
la luz.
Así se hace una celebración,
pensé.
Fue la primera vez,
fuera de una habitación
negra.
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