Dice que quiere estar solo,
dice el viento incendiándole los ojos,
dice la libertad, dice la cama
como un anfiteatro de arlequines
donde el amor más genital nos haga
y nos deshaga debajo de lluvia,
dice que no recuerda más que un nombre,
dice que busca eso que no nombra.
No es cierto.
Él no quiere estar solo.
No quiere estar conmigo.
Pero en la soledad
lo vence el miedo.