Nací tres veces: un 6 de febrero, un 26 de febrero y un 8 de agosto. Sobre la primera experiencia del nacimiento puedo decir que uno no recuerda cómo fue si no a través de la construcción familiar y social de ese día. Nos dicen que ese día nacimos. La segunda se vive con asombro, incluso como una falla de la muerte. La tercera se recibe con responsabilidad, como quien encuentra un mensaje encriptado, algo que se debe descubrir en la insistencia de la vida que sucede otra vez. Nadie nace tres veces porque sí.
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