martes, 5 de agosto de 2014

Soñé que en el barrio armábamos una biblioteca púbica bajo los álamos. Habíamos conseguido muchos libros y se hacía una lectura silenciosa donde el único sonido eran las palabras abiertas por  los niños que aún no sabían leer. Todos estábamos sentados sobre la tierra como si fuese una ceremonia. Siempre llegaba alguien y se sentaba en ronda. No había un último libro, no había un último lector, cuando alguno se dormía otros despertaban y volvían a leer. La ausencia consistía en taparse los ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario