Yo tenía ocho años. Recuerdo
que hice algo adentro del lenguaje. Recuerdo palpitar como un pájaro en brazos.
Algo escribí y me vino un frío que alegraba como a una casa triste las ventanas
abiertas. Seguramente no era lo que se dice un poema. Pero ahí respiraba. Desde
entonces repito el ritual y la herida.
ResponderEliminarVenir a leerte es ponerme a soñar y a temblar de poesía.
Gracias, Valeria, gracias.
Un abrazo desde España, :)
m.
Gracias a vos por tu lectura y por la calidez de tu comentario, abrazo desde Argentina.
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