Ahí está
sentada en el fondo de su casa,
llorando en camisón,
fumando otra vez
después de seis meses
de esfuerzo sobrehumano
por controlar las ganas,
tirada en el único rincón con sombra,
a las tres de la tarde,
fumando otra vez
después de seis meses
de esfuerzo sobrehumano
por controlar las ganas,
tirada en el único rincón con sombra,
a las tres de la tarde,
tratando de entender
desesperadamente
desesperadamente
cómo fue a él se le ocurrió
después de tanto tiempo
después de tanto tiempo
dejarla por teléfono.