sábado, 26 de marzo de 2016


Me gusta la gente que hace devoluciones escritas de los libros que lee. A mí no me sale. De verdad, no me sale.
Después de leer un libro que me partió de emoción, quedo suspendida en un estado de temblor y gratitud que no quiero alterar.
Por otra parte, si el libro que terminé de leer me pareció un espanto, no vale la pena que escriba ni una palabra. Para qué.
Hace tiempo que dejé de cuestionarme mi no devolución escrita de los libros que leo. Sepan ustedes, que me regalan libros y me honran con ese gesto, disculpar si esperan devolución escrita de mi parte.
Eso sí, si me gustó, comparto. La buena poesía es como el pan.






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