domingo, 16 de noviembre de 2014


Tengo la mano derecha quemada por aceite, marcada a fuego por la rejilla del horno, cortada por cuchillos de cocina que siempre van a parar al mismo lado. Conviven heridas nuevas y antiguas cicatrices. También conviven en la misma mano la letra y las flores que recibí y que regalé. Y conviven los tesoros que descubro cuando la misma mano lastimada revuelve libros en puestos de ferias y se encuentra con la poesía de la emblemática revista Orígenes, compilada en un libro editado por el Fondo de Cultura Económica de México. Y entonces la alegría.









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