Tengo la mano derecha quemada por aceite, marcada a fuego por la rejilla del horno, cortada por cuchillos de cocina que siempre van a parar al mismo lado. Conviven heridas nuevas y antiguas cicatrices. También conviven en la misma mano la letra y las flores que recibí y que regalé. Y conviven los tesoros que descubro cuando la misma mano lastimada revuelve libros en puestos de ferias y se encuentra con la poesía de la emblemática revista Orígenes, compilada en un libro editado por el Fondo de Cultura Económica de México. Y entonces la alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario