Llevo
indelebles y a cuestas
las líneas negras del desierto de Payunia.
Me fue dada la distancia volcánica
entre un tiempo y el otro.
El corazón pregunta.
El viento oscuro horada
la poquita vida que levanta un dedo
en señal de resistencia.
Cuánto falta, grita.
Y yo
no sé.