Espero el frío.
Quiero usar la bufanda que me regaló
Karina cuando volvió de Machu Pichu. No la había traído para mí, la
había traído para ella y la tenía puesta cuando le dije que me gustaba mucho.
Es una bufanda parecida al cerro de los siete colores. Ella se la quitó y me la dio así, como quien
da la mano para decir mucho gusto. La
gente se conoce por gestos así.