Sigue ahí
la araña que cuelga del aliso.
Deduzco de ello que
nadie fue besado bajo la rama,
ningún insecto ha conseguido este alimento,
el río no ha crecido últimamente.
Pero además,
porque la araña aún cuelga del aliso
sé que es posible mantener el equilibrio,
el entusiasmo, la tristeza, todo el amor,
la vida misma,
buscando el balanceo de la brisa.
Anoche vi cómo moría
un insecto atraído por la luz.
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