Anoche, mi amigo me llamó desde muy lejos. Recibo ciertas voces como un acto de devoción. Así con él. Hablamos de lo que persiste, de lo que queda bajo la nieve y canta. Hablamos de la hermosura de lo que no tiene explicación. Hablamos del silencio, del tiempo, del poema.
A mí no me vengan a hablar de kilómetros y distancias porque ayer estuvimos tomando un té en la cocina de su casa.
Como dice Graciela Cros, tener amigos poetas salva el día.
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