martes, 12 de septiembre de 2017


¿Estábamos perdidos?
Yo no escuchaba otra voz que las semillas
(llevaba pimienta rosa en una mano.
 Acordate: junto a la casa del verano
había un aguaribay).
Cuando salimos pensé que íbamos juntos.
¿En qué lugar dejamos de mirarnos?
Tenemos la piel frágil,
¿cierto?
¿cómo se me ocurrió juntar pimienta
y traerla conmigo por si acaso?
Ahora no sé soltarla.
Tengo la mano en carne viva,
rosa.
Quiero un poco de frío.
Alguien me habló del hada de la nieve.
Debo llegar a verla cuanto antes.
No sé soltar las semillas de pimienta
que traje de la casa del verano.
Tampoco supe gritar la furia de la muerte,
ni bailar de felicidad una gran noche,
ni abandonar el hambre de los perros.
¿Dónde estamos?
¿Me oís?
¿De quién es esta voz con que nos llamo?
Veo una sola sombra.


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