El mar de la
madrugada.
La alegría de la
sal sobre la lengua.
Los pies fríos.
El viento adentro
de la ropa.
El dedo señalando
el pájaro
que cruza sin
quemarse el sol.
El silencio, ah, el
silencio,
cortado cuando
rompe el agua
y el abrazo.
Tanta materia
sin sentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario