Volviendo al
vuelo de las mariposas
lo que se sabe es
esto:
los cuerpos que
sostienen
no desean
sujetarse
a la ficción del
estar.
Las mariposas insisten
en el movimiento
como única forma
de revolucionar un
jardín.
No tienen miedo.
No especulan con
el viento.
No piensan en la
muerte ni en la suerte.
Vuelan.
Vuelan como única
forma
de revolucionar
un jardín.
Para hacer la
libertad les basta un día.
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