Recuperar el camino de los pasos puede volverse una ceremonia. Como una niña a la que le es permitido recorrer a pie una casa de muñecas, las veredas del pueblo tienen conmigo esa complicidad que da el tiempo y la suerte. Camino sola por primera vez. Sonrío. Nada es lo que parece. Nadie es ajeno. Todos entienden que si hay algo que no se puede disimular es la alegría.
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