Todos los días viene Gunda 
a sentarse al lado de mis piernas.
No es exactamente al lado, no.
Gunda echa
su cuerpo de costado, sobre mí.
Como si me dijera: 
ahora podés sentir el peso
de esta vida.  
Y lo hace como se hacen ciertos
actos importantes: 
de una vez.
Con un movimiento seco
tira su cuerpo contra mi pierna.
A veces me pregunto 
cuándo nos saldrá
esto de tomar el peso de nuestras propias vidas
y acertar dónde quedarnos
con esa precisión.
(De Final francés).
No hay comentarios:
Publicar un comentario