Junté un montón de flores de jacarandá para la presentación de La Trilogía. Me gustaba esa imagen de las flores caídas. Hay belleza en aquello que ha caído, pensé. Las llevé a casa. Las puse sobre la mesa. A los minutos vi que la mesa estaba llena de hormigas coloradas. Aplasté las primeras diez con los dedos. Después desistí, junté todo en una bolsa y lo llevé a la parrilla. Eso es la poesía, dije, fijate vos, si no hay hormigas coloradas adentro de la belleza la poesía no funciona.
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