Y me paso mucho tiempo respirando despacio como si no supiese respirar, como si no hubiese respirado nunca antes. De puro gusto. Miro a los árboles y respiro. Despacio. Miro a mi perra y respiro. Despacio. Despacio. Miro a las tapas de los libros de Gelman, de Idea, de Urondo y respiro. Respiro: siento entrar y salir el aire. Como si fuese un gesto mágico de recibir y dar. Como si de eso se tratase la vida.
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