Como si todos se hubieran concedido
el pavor de haber
amado mucho.
Amado hasta la
tela de los huesos.
Amado hasta
alumbrarse, hasta romperse.
Hasta la última
palabra o la indecible.
Y ahora, nadie se
amara más.
Ni hablaran más de
amor.
Y me quedara sola
parada en plena
calle
con todos los
amores
que ya nadie reclama.
que ya nadie reclama.
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