Cuando estábamos finalizando la presentación del libro irrumpió frente a todos un chico con una guitarra. Dijo que iba a cantar una canción, tomó un ejemplar del librito que estaba sobre la mesa, leyó el poema VIII y aseguró: "entonces yo también voy a intentarlo".
No sé quién es ese chico. Nos sorprendió a todos cantando una canción que ninguno conocía. El asombro dura todavía. Éramos más de 60 personas sacudidas por la espontaneidad de un desconocido que decidió mostrar su voz, delante de todos. Un momento mágico, raro, rebelde.
El poema que leyó fue este:
VIII
Alguna vez
cuando el mar se calme
se verá en la arena
el hueso del intento.
cuando el mar se calme
se verá en la arena
el hueso del intento.
Lloré de risa con esta foto. Mirá mi cara ante el asombro. "Entonces voy a intentarlo", dijo. Y cantó.
Después llegaron rumores contando que es muy muy tímido, que no se entiende cómo se animó, que va muy seguido a la biblioteca y que además, es profesor de Lengua y Literatura. Decidió darnos una ofrenda, no por la canción en sí, sino porque nos mostró que cuando uno tiene ganas de hacer algo solo se trata de ponerse de pie.
En casos así, GRACIAS es la única palabra.