Voy a plantar una retama cerquita de la ventana que abro
cuando escribo. Una retama como un sol
de tierra. Un sol donde el viento entre y mueva las ramas y las flores amarillas.
Tengo memoria de retamas y a mí siempre me está faltando el aire. Debe ser por
eso que amo al viento. No hay nada más triste que una planta quieta.