Donde el viento apura, hay cielos dramáticos. Puede parecer raro,
pero los cables negros sujetos a los postes, quedan lindos sobre el aire naranja:
no son más que renglones a cielo abierto. Podemos escribir algo sobre ellos. Soñar se parece a escribir. Hay que soñar. Hay que escribir.
Para todos los días que comienzan.