Todavía tengo que aprender
a pararme igual que las gaviotas.
a pararme igual que las gaviotas.
Llevo días observando la forma
en que descansan a la hora del almuerzo.
en que descansan a la hora del almuerzo.
Hay un ventanal inmenso junto al lago.
Las veo llegar, quedarse.
Ahora hay veintiséis y son las doce.
Imagino que miran
la ondulación del agua,
algo perdido,
algo que fue y vino tantas veces
que no sorprende a nadie.
la ondulación del agua,
algo perdido,
algo que fue y vino tantas veces
que no sorprende a nadie.
Las miro para ver si aprendo.
Tengo que aprender.
Quiero hacer igual que las gaviotas
que contemplan sin miedo la belleza
paradas sobre el muelle devastado.
que contemplan sin miedo la belleza
paradas sobre el muelle devastado.
Su poesía tiene un no sé qué, algo que atrapa al momento de leerla. Felicitaciones.
ResponderEliminarMuchas gracias, Nidia 😊
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