Anoche me di cuenta de que me encanta estar en los lugares donde se producen las llegadas y las partidas: estaciones de tren, terminales de micros, aeropuertos, puertos que dan al mar, al río. Los aeropuertos son mis preferidos. En cada pueblo que conozco pregunto dónde está la estación de tren, voy y me siento a esperar el tren que no tomaré. La sensación es como si el tren llegara y yo tuviera que subirme, y partir. Igual que cuando con mis hermanas éramos adolescentes y pasábamos toda la noche despiertas para esperar el amanecer. Y en esa espera consistía la hazaña. Yo espero todos los viajes de mi vida desde que tengo memoria.