Invierno. He perdido la capacidad de entender tus señales. Fui desnuda entre las flores sin encontrar el camino a nuestra casa. Canté con la única voz que nadie conoce. Todos los nombres que se abrieron no eran míos. Reconocí las mismas palabras que una vez me nombraron, hermosas como cerámicas negras, destinadas a otros ojos, otras manos. Ahora, voy a salir a la calle y a comprarme un pañuelo de colores para envolverme y celebrar que ha llegado el invierno y sigo viva.
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