"Portada de Que la muerte nos
ampare. Gracias, Mario Montenegro por la confianza, gracias, Fernando Rojas por
dibujar y esperar, gracias, Kodama Leandra por el diseño, gracias, Valeria
Pariso, por el prólogo que escribiste.
Acá, un fragmento del prólogo que
escribió Valeria.
"Descartada toda
esperanza de olvido (oh, atroz forma del despojo), qué se hace con el recuerdo,
con la certeza de que esta historia que abrió la vida en dos nos va a acompañar
para siempre. Quién nos dice cómo dejar de ver belleza adentro del silencio que
nos nombra.
“¿Por qué?/¿Por qué encima de mi
corazón/creció una florcita oscura y no una roja/en su esplendor?” se pregunta
esta voz que suplica frente al precipicio.
“Estoy corrigiendo el milagro/de
haberme encontrado”, admite parada sobre el filo. “Perdón por no poder confesar
un dolor”, nos dice el cuerpo ya caído y reconstruido, hueso más, hueso menos.
Es que la poesía de Noelia Palma
habla del proceso de reconstrucción. Como si la muerte nos sucediera todos los
días. No una muerte simbólica sino una muerte real, trágica, definitiva. Como
si de verdad uno muriera una y otra vez. Y volviera a nacer una y otra vez,
todos los días. En la cosmogonía de la poeta esto es posible. Y esto es posible
porque el amor es posible. Esa es la certeza que lleva a cuestas el libro. Si
el amor es posible, el cuerpo se reconoce por primera vez como un territorio
sagrado y la poesía se vuelve el lugar del canto.""
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