No resulta.
No, no resulta.
Quebrarle la punta a una palabra
para que no diga,
no es lo mismo
que quebrársela a una pluma.
Una palabra
con la punta quebrada por tus manos,
se hace la muerta
pero te mira,
se ríe de tu pobre inconsistencia,
busca un oído o unos ojos que le sean afines,
te saca la lengua,
y salta.
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