viernes, 24 de junio de 2016

Anoche, muy tarde, volví de capital al conurbano, después del Festival de Poesía en el Centro: dos horas sola en medio de mucha gente que subía y bajaba del subte y del tren. Llegué a casa pasadas las diez. Me dormí pensando en todo lo que había oído, en las miradas, los abrazos, la generosidad recibida, la poesía, los libros, el encuentro de las manos sosteniendo la vida. Hoy desperté con la certeza de que la poesía es el gran abismo: los que no se atreven a dar el salto nunca sabrán de qué les estamos hablando.



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