Recién veo esta
foto:
teníamos las
manos apretadas
como si fuésemos
a no perdernos nunca,
como si el tiempo
no hiciera necesario
rendir pequeños
homenajes
y escribir con la punta de los dedos
palabras como “casa”, “árbol”, “canto”
Mirá:
teníamos las
manos apretadas
como si fuera
incierta la existencia del fuego,
o la carne
invencible,
o el agua
suficiente,
o la tierra sin
pozos,
bajo el sol del
verano.
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