viernes, 27 de junio de 2014

Me hice amiga de un librero chileno que tiene un puesto en la feria. Me traje dos libros de Roberto Arlt, Cerro Bayo de Athualpa Yupanqui (edición 1953), Los profetas del odio de Jauretche (edición del 57), algo de Lope de Vega, uno de Griselda Gambaro (no tengo leído nada de ella y hace tiempo que tengo ganas de saber si me gusta o no), otro que se llama algo así como crónicas floridas del mestizaje del siglo XVI (ay, me encanta ese tema), otro de poesía de Rafael Alberti, y dos más que ahora no me acuerdo (y estoy cansada y no tengo ganas de levantarme e ir a mirar). La cuestión es que me traje los diez libros por cien pesos. Hoy mi alegría tiene el olor tostado de los libros viejos.


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