Si tiene las mañanas bifurcadas
entre un amor y otro clandestino
no hay más remedio que éste.
Está probado.
Vístase tan blanco como pueda
es un color que ayuda en ese caso
todos los tips son buenos, no descarte.
Así blanqueado emprenda caminata
hasta que sienta el pie sobre la verde
cadera de Tafí del Valle.
Entrado en Tucumán, sobre los muslos
redondos y sabrosos
de esta negra
llámela por su nombre que le gusta.
Tafí sólo está bien. Con eso alcanza.
Camínela descalzo
le gusta estar de espalda
un pie puede apoyarse sobre el arco
que cederá en la tierra su espesura
y lo recibirá con complacencia.
Camínele el omóplato, el cuello,
recuéstese sin miedo,
el pasto de Tafí
parece espuma
algodón verde
pasto de hadas.
Refriéguese en su pasto hasta teñirse.
Así teñido,
el verde sobre el blanco
ya no impoluto de su ropa blanca
busque el lugar sagrado
de este Valle.
Llegue hasta los Menhires.
Los Menhires
sabrán que Usted los busca
(ellos lo saben).
Lo esperarán
parados como siempre
seguros del remedio que conceden.
Inmóbil frente a ellos
elija a uno.
(Unos están distantes de los otros)
y mire a los custodios de los Tiempos.
Los Menhires están ahí, urgentes.
Usted está vestido de blanco
Hay dos amores que lo desconsuelan
Se acaba de arrastrar
por las caderas verdes de Tafí
así que
implore,
implore a los Menhires que lo ayuden
míreles las caras
sus bocas de plegaria
las piedras y sus formas
algún Menhir lo ayudará, seguro.