martes, 21 de diciembre de 2021


Como tengo memoria selectiva
verás que no recuerdo la quietud del después,
no recuerdo tampoco 
las conversaciones sobre la muerte
ni cómo es el dolor que precede al abandono.
Me acuerdo sí de las ganas de andar
y de las rutas lejanísimas
en las que los cormoranes de la isla
sobrevolaban el agua congelada.
Del sabor agradable del país que soñamos, me acuerdo.
Será por eso que mis amigas me llaman
cuando se levantan y no saben qué hacer
con los planes de otros que ya no las incluyen.
Les digo que el recuerdo se edifica a su antojo,
que las cartas se rompen
y se borran los mails y los mensajes 
y se tiran las flores guardadas en los libros
y es posible quemar la remera que duele
como un balazo que cruza el pecho en dos.
No hay mejor ejemplo que mirar bien las fotos.
Las fotos son la prueba de que todo es pasado.
Lloran la catástrofe de otro sueño perdido.
Les digo que se quiten los zapatos,
que se llora mejor si caminan descalzas
y aporto, como puedo,  algunos datos 
para que vean el mar.

(de Final francés)


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