Podría haber sido perfectamente un bosque. Pero no. Llegué desde mi cuarto hasta la casa de aire. Yo tenía ocho años y apenas me cansaba. Recuerdo que hice algo adentro del lenguaje. Recuerdo palpitar como un pájaro en brazos. Algo escribí y me vino un frío alegre como a una casa triste la alegran las ventanas abiertas. Seguramente no era lo que se dice un poema. Pero estaba ahí, y respiraba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario