A
veces me acuerdo de todo lo que hice
mientras
creía en vos.
Crucé
el bosque, toqué la nieve,
vi
las aguas cristalinas de la Bahía de los muertos.
Imaginé
el amor.
Preparé
las valijas
convencida
de que estaba viviendo en el lugar errado.
No
me importaron los años
ni
las cicatrices que dan cuenta
de
los pactos amorosos que hicimos.
Aprendí
los secretos del té:
la
nieve derretida es el agua más ligera.
Bebí
como si fuera cierto
que
no duele juntar nieve con las manos,
pasarla
entre los dedos,
dejar
que el calor del cuerpo
la
haga correr hasta la taza.
A
veces me acuerdo.
Yo,
que viajé por países fabulosos,
y
fui amada por seres exquisitos,
yo,
que amé sin reparo bajo las noches frías,
creí
en vos.
Me
da risa.
Fui
expulsada del bosque de las flores.
He caído demasiado lejos.
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