Después de un año y medio, en
unos días volveré a tocar el mar. Pocos rituales me suscitan tanta fe. Realmente
creo que, cuando mis manos toquen el agua, y vuelva la ola sobre sí, se irá todo lo que ya no me pertenece: lo que escribí
y fue leído, lo que callé y no se volvió murciélago o rosa, el viento que
confunde el cuello de la víctima, las semillas que no prosperaron, uno de mis pechos, el oro de dos palabras que formaban un anillo, la sal sobre los pies descalzos, la espuma blanca de la memoria sobre las manos.
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