Quiero decir: acabo de terminar de leer Perú, el libro de Teresa Orbegoso. Es de lo mejor que leí en años. Sobreviene una urgencia de grito. Quisiera gritar por todo lo que no grité o no gritaron otros. O mejor. Quisiera cantar como la oí cantar a Teresa. Pero no sé cantar. No sé las palabras, no me fueron dadas. El grito es lo único que se le parecería un poco. Si este cuerpo cobarde pudiese gritar.
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