viernes, 29 de marzo de 2019


He rogado:
De las mismas palabras, aléjanos.

Córrenos a un lado de los nombres
que elegimos para nombrar las marcas fabulosas.


Viento de los desesperados,
ahuyéntanos de la repetición.


He rogado.
Sin embargo, sé que he debido rogar:

Amor mío, Dios mío,
lobo de la madrugada,
para que no te crea,
despedaza nuestro lenguaje,
conviértelo en un trozo de carne fresca
y deja lo que no comas
donde pastan las ovejas en el monte.










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