jueves, 14 de marzo de 2019


Caminar por las calles de París, entrar en los supermercados, mirar el Sena, preparar la comida en el departamentito ubicado a dos cuadras del Arco del Triunfo, despertar ahí, conversar con mi hija en un café donde miramos pasar la gente, sentarnos afuera, a pesar de que hace cero grados, ver el momento en que se encienden las luces de la Tour Eiffel, quedar en medio de los chalecos amarillos, no poder entrar al departamento porque la puerta principal fue vallada para que no entren los manifestantes, correr de noche por las calles para no ser alcanzada por los gases, comprarme una boina en un puesto callejero, ir Pere Lachaise, caminar por el cementerio, observar los cuervos, subir a la planta alta de Shakespeare and Company, ver los libros de poesía, esperar bajo la lluvia para entrar al Café de Flore, comer un crepe en la calle. Hablemos de amor.








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